sábado, 1 de enero de 2011

POEMA DE MI PADRE DEDICADO A MI ABUELA

MADRE MUERTA

Tenía la expresión dulce y serena
de quien supo enjugar con su ternura,
de la vida el dolor y la amargura
y el áspero camino de las penas.

Seda y marfil, por el dolor vencidas,
sus manos sobre el pecho reclinadas,
eran brillo de perlas nacaradas,
y eran noche de estrellas encendidas.

Ni las más puras gotas del rocío;
ni la escarcha de enero junto al río,
ni las aguas más claras de la fuente,

podrán nunca lograr en su albedrío
imitar ni acercarse al señorío
de la blanca hermosura de su frente.

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